13 julio 2009

Dormir

A mi me encanta dormir, tanto que cuando estoy cansada pienso en el momento glorioso de la noche donde uno se va introduciendo lentamente en las sábanas, suaves, tibias. Y me provoca mucho intriga la gente que no sabe disfrutar de eso. Es verdad, si afuera hay sol o hace 20 horas que uno está en la cama, es el momento de salir del letargo y vivir. Pero nadie puede negar lo linda que es la camita.

Ahora, digo yo, no es un misterio despertarse en medio de la noche, sin razón aparente y cansado hasta los huesos?
Ese dolor punzante en el codo, que nada tiene que ver con el mouse (es el codo izquierdo y yo soy diestra). Además, una especie de paranoia, que todavía no tengo en claro si es porque el cerebro, entre tantas cosas que hace para que sueñes, no se dio cuenta que te despertaste y sigue pensando boludeces.

No se, pero entre todo eso, más una gata con un celo imposible que se le ocurre treparse a la biblioteca a las 5 de la mañana, y el obsesivo del vecino que prende la luz del lavadero, iluminando mi cuarto a través de la cortina, uno no se puede concentrar.
Además, el calor, la transpiración fría de la madrugada húmeda, el dolor de espalda que me acompañará el resto de mis días y el cerebro que entre la paranoia, la gata, el vecino y el puto codo, no puede volver dormir.

Ya que estoy me pongo a pensar en eso que no me acuerdo que es, pero me la paso pensando todo el día... ah... si... ya me acordé.

Y ahora, un carajo vas a dormir! Pensaste que iba a ser tan fácil?!

Un día un señor me dijo que después de las pesadillas había que tomar agua y que eso te cambiaba el ph y no se que otra huevada. Lo que pasa, es que mi cerebro está más despierto que yo y se me caga de a risa mientras me tomo el aguita.

Así que me rendí a pensar en los mails de ayer, las esperanzas infundadas de ayer, todo el día de ayer y de a poquito fui convenciendo a mi cerebro que no había necesidad de dispersarse. De a poco se sentía el relax... lentamente... y de pronto...

RING!

Maldito despertador... que necesidad? que flagelo! Y bueno, a levantarse, medio dormida, adolorida, pensativa...


En el tren, el solcito de invierno entra por la ventana como diciendo, entre melodías contagiosas, "acercate, vení a una camita de hojas secas a cubrirte con mis rayos de colores".

Sol, a ver si nos entendemos, estoy en el tren yendo a trabajar. Que hojas, ni rayos, ni colores, ni una mierda?!?!?!?!...



Buen día...

1 comentario:

  1. sí, hace muy bien dormir; es bueno, si se puede, hacer la siesta, conozco un médico que la recomienda mucho

    y bueh, el sol hace lo suyo nomás, qué se le va a hacer ^^

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A veces hay caminos y lugares que se cruzan... contame que pensás vos.