16 enero 2010

Y esto que es?

Correr lo más fuerte que puedan mis piernas para alejarme y sentir que no hay más de mí. Para no pensar en sentir. Un día no verte más y no sentir lo que siento (como si pudiera escaparte). Como si la simple idea de tu sonrisa no me hiciera sonreír, como si hiciera de cuenta que tus ojos no ven donde no hay lamparitas. Ahora se me hizo tarde, bajé la guardia y viste mis sonrisas reales.

Siento cursi el sentir. Siento más de lo que digo y te se decir. Y todo se me confunde cada vez más... justo cuando estaba casi segura de que el amor no existe.


Pensaba en el amor, en el enamoramiento, como una especie de sueño, en el que no se ve, en el que no se siente el tiempo y no hay defensa. Tibieza. Pero como la niebla, se disipa y siempre al final queda una bella historia de casualidades, compañía y voluntad. El amor se viste de voluntad, la magia es magia, es fuego, es necesidad animal y se apaga. Y cuando ya no queda esa necesidad, porque nadie es tan necesario para vivir, porque todos nacemos y morimos solos, entonces, que queda? Voluntad? Así a secas, tiene poco de romántico, pero debe ser así. Tal vez. Sólo voluntad. Aunque por otro lado, el amor son esas ganas de esta noche recostarme sobre tu cuerpo, es la dulce libertad de los dedos al recorrer el pelo en interminables caricias, son miradas infinitas o jugar en tus labios sin tiempo. Es un mate o esos cafecitos con azúcar, una peli, un corazón que le ofrece un concierto a otro. Son sogas que se anudan, son miles de hilos de momentos entrelazados. No es un objeto inerte, un sentimiento extra, algo que se pueda manipular. Tal vez existe en un rincón profundo o tal vez en todos lados.

Y armo este rompecabezas tratando de encontrar una respuesta al "que debo hacer", como si no supiera ya lo que no debo.

Siento aquello que me falta y que no me vas a dar, y siento todo lo que tengo. Y si, es muy duro decirlo y saberlo. Pero más duro es callar lo que callo. Y si sigo tratando de pensar en este desborde de palabras voy a tener que salir correr... me voy al río a pensar...
 


"Por mucho que me duela debo admitir que otras me ven sin ropa y tu desnudo. Será mucho mejor si pretendo huir. Cortar la cuerda, deshacer el nudo (...)"

02 enero 2010

Mi despedida

Te di el último beso de esta vida, acaricié tu mano hinchada y me fui. Sabiéndote final, atragantando mis lágrimas.

Te vas y es tan difícil verte partir. Tenés que irte y es tan difícil soltarte. De esta forma te envío mi despedida, te dejo ir como todos hicimos el día de hoy. Pero hoy no te veo como el hombre que en esa cama espera, hoy sos todo aquello que fuiste.

Dejaste tu marca en mí y te veo en mi futuro. Te veo en mi presente y todo lo que hiciste para que ese presente fuera. Te veo en los ojos de mi padre, te veo en piel, te llevo en mi nombre. Me enseñaste tanto que no podría recordarlo todo. Fuimos el cuarto plano en ese cuadro de Magritte que no me acuerdo el nombre y ahí entendí que la pintura era mi vida. Me enseñaste la política, la belleza de la música, me enseñaste que uno puede cometer los peores errores en la vida y aún así tenemos que aprender a perdonar a quienes amamos. Que nada vale tanto como compartir la vida y que en el final ya no hay revanchas.

Hasta el final te reíste de Dios. Hasta el final te reíste. "Lo último que se pierde es el humor", y entre tus respiraciones más difíciles hasta creí verte sonreír. Aprendí a ver más allá de lo puramente visible y entendí que los seres humanos somos un todo. "Nada es tan simple Barbi". Te enojaste, me retaste por todo lo que no hice y al final me pudiste ver reflejada en la pintura que tanto amo. Me hiciste los mismos chistes una y otra vez, y siempre supe que cuando ya no los hicieras los iba a extrañar. Por suerte dejaste esa marca en todos los hombres de esta familia que te recordarán siempre. Que tipo difícil que sos. Pero dentro de todo, a mí me la hiciste más fácil. Tu gran debilidad, las mujeres. Otro legado para la familia.

Se que siempre te asusto el final, pero ahora que llegó, podés seguir tranquilo. Lograste que al final nos quisiéramos más que nunca. Te agradezco Pinamar, los libros, el teatro Colón en mi infancia, el arte, tu devoción por curar, cada una de tus palabras, todo tu cariño, lo que hiciste de mí. Yo me quedo con eso, con tu marca en mi vida. Gracias por ese último 27 de Noviembre. Gracias por haber estado ahí, no me podrías haber hecho un regalo mejor.



Podés ir tranquilo, abuelo. Con todo el dolor. Para siempre en mi alma.