30 marzo 2010

Y llevarte en el sentir

Partes de uno. Miles de extremidades que se cruzan y chocan en la calle. Cuanto sentimos por nuestra piel, cuanto negamos de aquello que sentimos hasta hacerlo inmune a nuestra percepción.

Crees en lo imposible? Yo creo que lo imposible es sólo una excusa.

Eran dos cuando en un terreno neutro se midieron en la balanza y, sorprendidos de usar el idéntico código de las sensaciones en la piel, se tocaron con las manos, con el cuerpo, con los labios.
Se midieron en años luz, se midieron en kilómetros y pronto notaron que no había distancia en el sentir.
Una caricia de imágenes, de sonidos. "Te pido que me acaricies el alma que ya llega el otoño y está fresco por acá".

Crees en lo imposible? Yo si.

Los vi recostarse en el tiempo y detenerlo, y levantarse como un solo ser, sin tiempo ni cuerpo. Sin miedo. Especialmente sin él, porque cuando son uno ya no hay nada que temer.

Esa noche yo vi a la luna nadando en el vino, vi sus pies andar en el río. Crees en lo imposible? Esa noche vi llorar a la luna, ya no por orgullo, la vi entendiendo, la vi llorar por la libertad. Lloró por lo que murió, lloró por lo que nació, lloró de amor y de tranquilidad. Por fin volvió a ser libre.

23 marzo 2010

Nunca más

Lo más triste es que haya gente que simplemente no le importe...


Fragmento del libro "Nunca más":
"La tortura

Los Centros Clandestinos de Detención (C.C.D.) fueron ante todo centros de tortura, contando para ello con personal «especializado» y ámbitos acondicionados a tal fin, llamados eufemísticamente «quirófanos», y toda una gama de implementos utilizados en las distintas técnicas de tormento. Todo ello será analizado pormenorizadamente en el capítulo pertinente; pero algunas referencias son necesarias en tanto esta terrible experiencia formaba parte del diario transcurrir en los C.C.D.

Las primeras sesiones de tortura tenían por objeto el «ablande» del recién llegado y estaban a cargo de personal indistinto.

Una vez establecido que el detenido podía proporcionar alguna información de interés, comenzaban las sesiones a cargo de interrogadores especiales.

Es decir, que ni siquiera se efectuaba una previa evaluación tendiente a merituar si la persona a secuestrarse poseía realmente elementos de alguna significación para sus captores.

A causa de esta metodología indiscriminada, fueron aprehendidos y torturados tanto miembros de los grupos armados, como sus familiares, amigos o compañeros de estudio o trabajo, militantes de partidos políticos, sacerdotes o laicos comprometidos con los problemas de los humildes, activistas estudiantiles, sindicalistas, dirigentes barriales y (en un insólitamente elevado número de casos) personas sin ningún tipo de práctica gremial o política.

Bastaba figurar en una agenda de teléfonos para pasar inmediatamente a ser «blanco» de los tristemente célebres «Grupos de Trabajo».

Así se explica que muchos torturados responsabilizaran a cualquiera con tal de que se detuviese el suplicio. Según información proporcionada por un integrante del GT 2 (Legajo N° 7170), después de 1977 no tuvieron necesidad de realizar tareas de inteligencia, ya que se trataba de detener a las personas mencionadas por los propios detenidos en las sesiones de tortura."


08 marzo 2010

La ansiedad me recorre como un escalofrío en las entrañas. Es el miedo que nunca nos va a dejar ser menos cobardes. Con un pie en la marca de salida, pero con la mirada perdida en donde siempre se pierde, para no tener que responder a mis preguntas.

No me creo, no me entiendo, no me siento.

Cuando algo un día se apaga tal vez no exista llama que pueda encender la oscuridad, casi no creo que haya algo. Casi me rindo en cada instante para un comienzo casi perfecto y un desenlace que sólo me hace pensar en cuanto debo dejar, en cuanto debo cambiar y por esta vez estoy segura que no quiero cambiar. Sólo miedo. Eso sólo es.

No me juzgo, no me busco, no me encuentro.

Nada hay que se pueda ver como a través del cristal, ni yo ya puedo ver. Todo esta tenebrosamente borroso y no se como hacer. El frío-ansiedad recorre una vez más el ambiente y una vez más no hay respuestas, ni preguntas.

No pregunto, no respondo, no me animo.



No soy...