22 febrero 2010

Para escuchar a la luna en una terraza

Por una noche pudimos librarnos de los ojos espectantes, de las ansias ajenas de librarnos de las líneas límites entre un cuerpo y otro, como si aquellas ansias fueran propias, como si nuestros ojos (más sabios que nosotros mismos) no supieran cuales eran nuestros destinos. Sin más, la línea fue quebrada por el dibujo curvo de mis manos, que sigilosas rozaron con cuidado el miedo. Tus manos, con el mismo ímpetu que tus labios, no me dejaron temer, cuidando cada unos de mis pasos, como el agua para las hojas de un árbol, como una lluvia interminable en una sierra escondida en la que me encuentro. Un árbol, que no da más sombra que a un pequeño pedazo de tierra pero que se nutre inagotablemente de las gotas que ruedan por sus ramas hasta penetrar en la tierra y llegar a sus raíces.

Bajo el aire casi inmóvil, el silencio que poco a poco dejaba de ocultarse tras unos murmullos lejanos, nos fue cubriendo. El viento que se asomó, lentamente (por tímido) nos barrió de aquellos murmullos y la noche fue la cuna que en un techo cualquiera nos arropó. Sin más abrigo que el de nuestra piel, sin más certezas que la locura, sin más sogas que los hilos de las ropas (que ya no cumplían su función), pasaron los días, los meses y los años, todos comprimidos en un instante en el que los relojes ya no marcaron las horas, sólo los latidos nos marcarían el momento en el que, a pesar de los caminos por recorrer, a pesar de los distintos climas entre un extremo y el otro de este lazo, tarde o temprano esos extremos se unirían una vez más y otra vez cuando deba ser y así incansablemente hasta que se escuche el murmullo de ansias ajenas agotarse una vez más, como la llama de una vela y por fin nos deje arropados nuevamente por la luna.

16 febrero 2010

...y aprendí que siempre la costumbre va a matar al placer...

Cuando el orgullo ya no se da por aludido, todo alrededor es más fácil. Las astillas ya no quedan clavadas, las palabras se lavan y cada frase escuchada mil veces ya no resuena como eco. Cuando ya nada importa, ni siquiera una caricia de más, sólo pienso en las lucecitas que se ven por la ventana como pequeños flashes espaciales en un cielo borroso y en los angelitos que no por crueles, si no por miedosos, no se echan a volar.
Cuando ya no se piensa en el mañana tan deseado y tan inconveniente a la vez, hay siempre alguien que te recuerda aquello que no pensaste. Como si recostarse a dormir fuera más que eso, o besarse fuera más que eso, o volar de esta forma, bien lejos, me dejara alguna chance de librar mis pensamientos.

Por un momento sólo quise huir para resguardar aquello que ya no me importa. Me acordé, ya no importa, fue sólo un capricho del orgullo.

04 febrero 2010

Clases de pintura para niños!!

Clases de pintura para niños de 5 a 12 años
(por otras edades, por favor consultar)

A partir del próximo sábado 6 de Febrero.
Lugar: Espacio Bolivar 883 (San Telmo).
Días: Todos los sábados de Febrero de 17 a 18:30 hs.

1ª clase de prueba sin cargo (esta clase de prueba incluye materiales).

Los espero!!

bardearte@gmail.com

02 febrero 2010

y de pronto me di cuenta que los edificios no me dejan ver el cielo...


Volví. Me choqué una vez más con la tinta de una nueva lapicera. Choqué contra todo, esta mañana cuando vi cuantos matices puede darle uno a cada día.
Me choqué con personas con miles de vidas. Contra vidas. En contra de los rieles que creemos que son los correctos.

Cualquier porteño puede terminar caminando con los pies en la arena a lo lejos, incluso nadar en el río de la selva o dejarse barrer con el mar, hasta perder el aire. Con la certeza de lo incierto. Con todo aquello que es casi inhumano, pero que se acerca a lo más humano de la humanidad. Poder observar una noche con la luna más luminosa y todas las estrellas, la música de dos mares y el corazón chorreando en mis manos. Quién quiere luz cuando caminar en la oscuridad puede ser tan fácil? Observar las siluetas y reconocerlas. Cuanto valor se le puede poner a tanta naturaleza? Cuanto puede valer lo material?

Me quedo en los ojos eternos que se pierden donde termina el mar. Sigo el reflejo en ellos de la luna. Los que muestran adonde el mundo ya no existe.

Volver... Y uno se vuelve a chocar. Sería mejor pasar, absorber y dejar de chocar. Sería más hermoso.
Antes de volverme me dije a mí misma, que estuve en otra dimensión. Un lugar sin tiempo y sin días. Donde las horas no significan nada, donde el Sol y la Luna son los relojes más exactos. Estuve en otro mundo. Y sin embargo ahora creo que no hay nada más vivo que eso. No hay mundo más real que aquel. Y todo lo que hacemos es vivir constantemente en este mundo de fantasías, lleno de mentiras, dificultades, mugre, donde no se ven mariposas volar sobre el río, ni animales que se escuchan entre arbustos, ni el mar rompiendo en olas.