19 julio 2009

Unas cosas viejas que encontré por ahí

Brillante estrella (Enero 2002)

¿Quién es la brillante estrella que inspira esta noche de melancolía?
Tal vez son las cadenas de mi alma, que ruegan que les mientas, que narres un nuevo destino. La inmensidad dicen que nos aleja, más y más.
Debería olvidarte, abandonar este vicio que vence con veinte buenas noches más. Días y días pasan.
Y después de las doce, después de las cinco muere el día y esta vida.
Ay, oscurecieron las estrellas otra vez. Y es tristemente hermoso el mundo hoy desde estos cristales, que absorben tu mirada y la cambian de color.
Pero si ahora se secan mis labios, sin la sal acumulada de soledad, entonces le fui infiel a la tristeza.
Pero es que la soledad no está. Duerme y me acecha. Y alimenta mi dolor cada suspiro.
Y ya no será la estrella brillante quien alumbrará la melodía de mis sueños.

De flores y un picaflor (Marzo 2002)

Sos la suave brisa que irrumpió en nuestra soledad. Llegaste, pequeño picaflor, junto al verano a deleitar con tu canto a este jardín de flores.
Fue hermoso el verano mientras duró, pero temible el invierno volvió. Con el hermoso verano te fuiste a volar en otros jardines y a deleitar a otras flores. Y hoy, en tu recuerdo, vuela el aroma de nuestro jardín. A este que lograste agregarle la suavidad de un rayito de luz y la hermosura de tu clara brisa matinal.

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