07 noviembre 2009

A los ojos de Paula

Una mañana de domingo como cualquier otra. Una brisa primaveral a la que ya nos acostumbramos. El sonar del teléfono con la naturalidad de todos los días. El llamado aquel que cambió la historia y la piel de gallina corriendo por tus brazos, por tu cuerpo.
Ningún abrazo de consuelo, ninguna palabra encontrará el camino para llegar hasta las tres almas que dejaron su lugar en tu vida. Ese agujero que nunca se tapará. Hundida en lágrimas como te vi aquel día que miraste a esos ojos hijos, pero esta vez tus ojos hijos se van al fondo más profundo.
Sabés, sin decírtelo, que estás acompañada en el alma, en cada día de esta nueva soledad. Y sabés también que la familia trasciende los límites conocidos. Una gran familia te espera y te cuida. Los cuida.

Para una persona a la que quiero, porque las pérdidas siempre
son injustas, porque la pérdida propia siempre es la peor.

2 comentarios:

  1. Por sabido un abrazo no deja de ser un lazo que siempre alumbra, empuja y da mas voz...

    Un beso grande Maga, q andes bien

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  2. Claro que lo es... y lamentablemente, es todo lo que podemos dar en este momento.

    Un beso grande!

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A veces hay caminos y lugares que se cruzan... contame que pensás vos.