22 noviembre 2009

Suspiros de noches perdidas

"Yo estoy segura que eso es amor" se escuchaba en la noche, mientras iban y venían en bondi los pensamientos perdidos, de otra noche perdida, de esperanzas vacías, rotas. Aquella noche comprendió que por más breve y más desconocido, eso era amor. El andar apurado de sensaciones por el estómago no le permitía ansiar menos ese momento de contacto, por demás virtual, escaso de carne. Tal vez eso es lo que la confunde, tal vez será que eso le saca el buen humor y la extrema hasta el odio por ser hacia ese sueño para no soñar, el destino de sus suspiros.

Claro, que en esta vida aprendemos a los golpes, no hay nadie que pueda explicarte como es sentir. Y así vamos chocando entre nosotros, como autitos en un parque de diversiones. Tal vez nos choquemos de pasión, tal vez de costado. Y así comprendió, a los golpes, que el amor por más breve que sea, es amor. Siempre le resultaron extrañas y hasta mentirosas las canciones de amores fugaces. ¿Cómo es que alguien puede enamorarse así, sin una gran construcción de amor? No siempre sus amores fugaces fueron grandes historias, pero a veces es más difícil ver lo que nos esta soplando las mejillas, que el mismo sol en sus colores.
Entonces fue amor. Es. Fue. Sigue allí, en el límite de lo desconocido, en el lugar indefinido que une un átomo con otro. Ese lugar "energía", ese lugar fuera de nuestra razón. "¿Qué me importa la razón?"
Y así fue como un inmenso amor se esfumó, como un fósforo para prender una hornalla para el agua de un mate, que le va a costar mucho más terminar.

"Emm... ¿Por qué parece tan necesario mentir?" Fue lo que se le escapó cuando entendió también que estas noches perdidas, es mejor perderlas, y cuando entendió que eso si fue amor, porque ella fue. No bailó en la fiesta de disfraces, no subió al escenario mayor jugando a hacer hechizos y trampas. Caminó con sus propios pies, desnuda, por su propia voz. Es que es tan difícil hacerlo, pero no soporta, le indigna, la simple idea de bailar con zapatos ajenos, y no hablar con su propio aliento, y callar suspiros. Es que, esa noche comprendió que no vale la pena perder tiempos con otros artificios, porque quien es daltónico a los colores de este vestido, no vale la pena un suspiro.

2 comentarios:

  1. ...porque quien es daltónico a los colores de este vestido, no vale la pena un suspiro...
    Qué podría ser peor? que eso tampoco te arregle a tí...
    Un abrazo gigante Maga, siempre un placer su espacio..

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  2. Nena,

    Anoche estas palabras fueron fuente de inspiración.

    Me gustaría compartirlo contigo.
    Te dejo mi correo para que estemos en contacto.
    sergiodeva@hotmail.com

    Un abrazo, S.-

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