20 septiembre 2009

Profesión curiosa: portero

Trabajo raro el del portero, o encargado. Encargado de qué realmente? El de mi casa es casi como Dios. Es omnipresente, sabe todo, tiene solución para todo (menos para darme el teléfono de un buen plomero). En el fondo pienso, pobre tipo, trabaja demasiado.
Pero en el universo de los porteros podemos encontrar una variedad ilimitada de especímenes. Los que, sentaditos desde una silla, te ven en la puerta cagándote de frío y se hacen los que no te ven, obligando al tipo que está en pantuflas en su casa, a vestirse y cagarse de frío junto con vos que esperás a que baje durante quince minutos en la puerta cual niño bajo la nieve.
Pero, si esto indigna, existen peores. Una vez conocí a uno que tenía cierta afición por sentir el edificio como su segundo hogar. Se tomaba un vino en el ascensor, dejaba las botellas en las escaleras y meaba los pasillos. Muy afectuoso el hombre.
Pero hay que decir la verdad, como no te va a alterar un trabajo donde te levantás a las 3 a.m. para salir a limpiar la vereda, que un rato después, cuando pasan los paseadores de perros, ya está todo cagado otra vez. Un trabajo donde todos te piden algún favor y cualquier problema que haya sos el primero que tiene que ir a hacerse cargo. Un trabajo en el que te pasas poniendo cartelitos que dicen "Por favor arroje la basura por la tolva" (mi edificio es un poco viejo... sí, tiene tolva) o "Saque la basura de 20 a 21 hs". Y todo para qué? Para que pases a las 12 del mediodía y ya estén todas las bolsas apiladas al lado del ascensor. Porque, convengamos, que es damasiada amabilidad tirar las putas bolsitas por la tolva. Aunque, hay que reconocer a favor de los vecinos, que la tolva tiene un tamaño mínimo, por el cual se hace muy difícil pasar las bolsas.
Pero más allá del sacrificio tiene, algo de diversión ese trabajo. Ven 70 telenovelas por día. Se enteran de todos los chismes, que el verdulero esto, que el chino de a la vuelta aquello, que el de la veterinaria es racista, porque cree que la raza negra es difícil de manejar, mi gata negra, los perros negros, las personas. Juro que fui testigo de esa confesión. De más está decir que ya no es más el veterinario de mi gata.
Pero volviendo a los porteros, no se pueden quejar del entretenimiento. Ven el desfile de hombres en las casas de las solteras (Le juro que sólo es un amigo!), el desfile de hombres en las casas de las casadas. El señor que siempre llama al médico, aunque sólo tenga una astilla en el dedo, el pendejo que se la pasa gritando, el señor que le pega a la mujer (a esos los escuchamos todos).

En fin, muy entretenido... y nostálgico también, ver pasar la vida así. Profesión curiosa.

1 comentario:

  1. Mi portero siempre habla mal de Maradona, yo lo tiento porque me divierte, claro que después tengo que escapar porque su cadena de insultos no puede ser detenida por nadie. Lee a Pacho O'Donell; escucha folklore; y una vez me prestó un alambre, el cual se lo devolví con olor a atún.

    Leyendo lo que puso alguien por ahí atrás(o por ahí abajo): "hace días posteaba exactamente lo mismo de Kundera, nuestra insoportable levedad, tan sólo que ahora mi vida me ha puesto al raas del suelo, con el peso del desamor, del olvido", tengo que decir que disiento. El desamor y el olvido son la levedad; la carga, la que hace posible al eterno retorno, es el amor y la memoria.

    Saludos

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A veces hay caminos y lugares que se cruzan... contame que pensás vos.