Tené cuidado con esa linda damita. Es peligrosa. Se deja endulzar por tus palabras y te regala las mejores miradas, mientras te envuelve en sus hechizos. Esa maga tiene la maldición de la serpiente, cada vez que te besa, te envenena un poco más. Te envuelve. Cuidado, es peligrosa.
No sabe que quiere, no sabe sacarse el hechizo y mientras tanto, se seca el centro de su alma de arcilla.
Creíste haber llegado a ella, pero está demasiado lejos para que puedas acercarte. Y temblás de miedo, sabés que no te podés resistir a su juego, pero no sos el príncipe que la va a salvar, aunque lo sientas, no es cierto. Vas a perder esa batalla.
Ella espera. Sigue sacando de a pedazos secos los restos de su alma.
¿Cómo no sentirme así?
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¿Que podría ser peor?
Eso no me arregla.
Eso no me arregla a mí.