Es duro reconocerse en el espejo más oscuro, en el que no hay luces, está lleno de sombras que van y vienen en esta vida. Que nos controlan y se van. Que mato y me matan. Nazco y nacen.
"No me mires así! Dios me ha hecho para caer! Y no sientas pena por mí, tal vez vivir cueste el pecado. Y si todo lo soñado no vive en la realidad, es el ángel que te cuida, el que ves caído acá."
Sombras, luz, da igual. Sigo siendo yo. Me reconozco en cada uno de los espejos. Voy en espiral cayendo y subiendo a la vez, en mí.
Todo lo que tengo es esto, es una, soy yo. Todo lo que queda, todo lo que está y lo que se va. Todo lo único. Orgullo, te perdono, te acompaño y te mato. Te vuelvo a nacer.
Otra vez, gracias a La Renga.
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