Ella le pregunta: ¿Por qué no te permites ser-me feliz? El límite de tu egoísmo llega hasta tu miseria que compartís completa en cada día. ¿Por qué esbozaste el mandato y hoy sólo tu escenario es el que querés iluminar?
Ella dice: Soy yo la protagonista de esta historia, de todas las historias.
Sólo desde lejos puedo verte... ni escucharte, ni verte... sólo me queda la distancia. Desde tus entrañas hasta hoy, bajo la soberbia de un nombre, imponés la orden, lo que se debe, creyendo utópicamente que serías capaz de dejar al alumno pasar al maestro, de cortar el cordón, de soltar sus alas.
En mi vida sólo conocí a una mujer que sabe lo que piensa y lo dice sin tapujos. Me voy dando cuenta que hay ideales que busco y que no existen. Cada vez me suena más lógico. El ser calcula, omite, esconde. Es quien sonríe y tras los dientes esconde un aliento de fuego.
Desengaño. Me alejan esas miradas veladas.
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