La ansiedad consume cada segundo como un cigarrillo sin aire. Cuenta gotas. Reloj de arena dividido en dos, uno en otro.
Se me escapa la sinceridad.
Y si nos vemos? Qué pasa si nos dejamos de resistir? Lo más fácil es sucumbir. Lo más difícil son tus ojos en silencio y que la cuerda no se afloje.
Qué pasa si cuando te veo no me resisto a tu beso? Si dejo que tus brazos roben mi cintura? Que sea tuya.
Mientras tanto pasan los pensamientos. Mientras tanto pasa el silencio, que intento, intentás, que se enreda, que se mezcla. Pero ya sabés que el agua y el aceite no se mezclan y ya sabés lo que es esto. Tan claro como el aceite.
Qué remedio? Si lo pienso, ni lo intento. Pero te escucho y tomás un poco más de mi.
Y si el sol te pone delante, porque la luna no te puede besar? Dejame llenar esos labios de estrellas, hechizar tu piel, quemar tus manos.
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