29 diciembre 2009

Un infierno encantador

Nunca este fuego fue tan tentador. Y me quemo y te quemás, y a quien le importa ya cuantas heridas queden, si siempre hay y siempre sanan. Este infierno esta encantador... si, esta noche esta encantador.

27 diciembre 2009

Deja vu




Veo las cosas como son.
Vamos de fuego en fuego hipnotizándonos.
A cada paso sientes otro deja vu,
O no?

Similitudes que soñás.
Lugares que no existen pero vuelves a pasar.
Errores ópticos del tiempo y de la luz.
Oh no.

Tanto pediste retener
ese momento de placer,
antes de que sea tarde.
Vuelve la misma sensación,
esta canción ya se escribió
hasta el mínimo detalle.

Mira el reloj, se derritió.
Rebobinando hacia delante te alcanzo.
Ecos de antes rebotando en la quietud.
Oh no.

Todo es mentira, ya verás.
La poesía es la única verdad.
Sacar belleza de este caos, es virtud.
O no?

Tanto pediste retener
ese momento de placer,
antes de que sea tarde.
Vuelve la misma sensación,
esta canción ya se escribió
hasta el mínimo detalle.

Cerca del final,
sólo falta un paso mas,
siento un deja vu.
Deja vu.


09 diciembre 2009

Tres a.m.

Una vez en el ascensor pensaba asqueada en escenas de las horas pasadas. El colapso comenzó a las 3 a.m. ¿Fue el llanto de una niña lo que cambió el desenlace de las cosas? ¿Fue un padre que no pudo enseñar a sus hijos cual es el bien y cual es el mal? Un maestro que no puede enseñar todo. Un hombre, simplemente.

No podía dejar de pensar en las apariencias que faltan a la verdad y a la charla sobre la verdad que tuvo con sus amigos, entre copas. La sed de justicia exacerba cada una de sus posturas.

Si lo que uno ve es la propia verdad, cuando llega el desengaño puede decirse que lo que antes se creía no era cierto. Pero se es víctima de la certeza y uno actúa y decide en base a esa realidad. Se materializa en los propios actos. Ahora bien, si los hechos de un otro se toman como la verdad, podríamos decir que la verdad es la realidad. Sin embargo, frente a una misma realidad las personas podemos tener distintas interpretaciones. Inclusive una misma persona puede considerar las cosas de forma distinta de acuerdo a lo que ha aprendido, vivido, etc. Por lo tanto, la realidad sólo es teórica y la verdad no existe. O mejor aún, existen millones de verdades, por lo que la verdad pierde lo absoluto de su definición y su propio espíritu.

La venganza debe morir para dejarnos vivir, habló él. Quizás la venganza es un parásito aferrado sin el que no podemos respirar. Si en la noche la niña no hubiera llorado, no podría haber llevado a cabo la venganza que sólo la deja dormir una hora en la noche. Una venganza que hasta su propia pequeñez no la dejó ver venir. La infancia a flor de piel, su histeria, la perversión, juegos miserables.

Fueron dos caras, la del amor y del odio, la mujer transfigurándose a hombre, la lejanía de los cuerpos, voces que apenas se alcanzan a escuchar.

"Sólo fui un muñeco en este lío tan vacío, que se llenó de agua podrida.", dijo.

"Hay placeres que en esta vida no se saben disfrutar.", pensó él.

El aroma infecto de palabras que esta mañana no saben enseñar. Resabios de vino que ya perdió su alma entre tus dientes de oro.

No había nada que deseara más que aquel auto llegará por fin a destino, después de ese viaje por demás largo. El aliento todavía le traía recuerdos, esos que no iba a poder borrar ni siquiera con el jabón con el que se lavó la cara.

Ojos que no ven, corazones que no sienten...

05 diciembre 2009

Madre de helio bianco

Ella le pregunta: ¿Por qué no te permites ser-me feliz? El límite de tu egoísmo llega hasta tu miseria que compartís completa en cada día. ¿Por qué esbozaste el mandato y hoy sólo tu escenario es el que querés iluminar?

Ella dice: Soy yo la protagonista de esta historia, de todas las historias.

Sólo desde lejos puedo verte... ni escucharte, ni verte... sólo me queda la distancia. Desde tus entrañas hasta hoy, bajo la soberbia de un nombre, imponés la orden, lo que se debe, creyendo utópicamente que serías capaz de dejar al alumno pasar al maestro, de cortar el cordón, de soltar sus alas.

En mi vida sólo conocí a una mujer que sabe lo que piensa y lo dice sin tapujos. Me voy dando cuenta que hay ideales que busco y que no existen. Cada vez me suena más lógico. El ser calcula, omite, esconde. Es quien sonríe y tras los dientes esconde un aliento de fuego.

Desengaño. Me alejan esas miradas veladas.

01 diciembre 2009

Ciudad subte

Ayer tuve que ir a Once. Como era de suponer el tránsito iba a estar imposible, así que decidí tomarme el subte. Creí que la suerte estaba de mi lado cuando llegué a la estación de la línea C casi vacía. A decir verdad, las últimas veces en esa línea fueron catastróficas. Imagínense mi sorpresa al ver un asiento vacío que me estaba esperando.
Me senté contenta, pensando que después de muchos años iba a tomar la línea A con sus vagones antiguos. Caminé para hacer la combinación. Caminé y caminé, y por fin llegué. Había gente, pero nada fuera de lo común para un horario pico.
Pero claro, no todo puede ser color de rosa en esta bendita ciudad, así que tampoco me escandalicé al ver llegar todos los vagones casi con las puertas abiertas y los restos de pasajeros desbordando cual leche en mal estado. Mal estado por la cara de los pobres seres humanos que viajaban en estado de compresión.
Obviamente fue imposible para mi subir. Pero no para otros osados que con todas sus fuerzas oprimieron contra si mismos los cuerpos que apenas respiraban adentro. Comprendí que esa estrategia iba a ser mi próxima acción en la lucha por llegar a destino.
Cuando llegó el siguiente tren me lancé al vagón. Lo más preocupante era el momento en que el que se cerraran las puertas. Sería la pirmera persona de Buenos Aires en morir aplastada por una puerta de subte? No. Finalmente se cerró... un poco. En parte, la apertura que quedaba, me servía para que me llegara aire (cosa que las sardinas enlatadas no tienen! un porotito para el subte...). Pero me preocupaba el hecho de que se abrieran súbitamente y yo cayera a las vías. Tampoco pasó, pero podría haber pasado. Esas puertas se abren manualmente. No son para nada confiables.
Claro, entre tantos pensamientos catastróficos, pensé en lo ridícula que sería esa muerte y todo lo que me falta vivir. Todo lo que quiero hacer antes de morir! Necesito más tiempo!!! Déjenme vivir!!!!
Solita, casi sin darme cuenta, se me empezó a escapar la risa. No podía controlarla y ni la boca me podía tapar, porque estaba esposada entre personas y bolsos. Pobre la mujer delante mío (a la que estuve todo el viaje tocándole el culo, sin intención por supuesto) debe haber pensado que estaba tosiendo o algo así, o que estaba por vomitar. Pero fue algo que no puedo contener.
Que ridículo estar así, comprimida por personas, por contracturas que llamaban a mi espalda, controlando la cartera, el peligro, sólo para no soportar el tránsito de la Av. Rivadavia, para poder llegar temprano a comprarme una remera con Naty.
Cualquier otro día me hubiera teñido de mal humor. Por suerte ayer me causó risa. Y un dolor de espalda que dura hasta hoy.